Laurita, mi musa
Como ya os comenté en mi primera entrada, la primera razón por la que la fotografía se hizo un hueco enorme en mi vida fue mi hija Laura. Con ella empezó todo, nos íbamos a lugares que conocíamos los fines de semana, probando la cámara, las horas a las que la luz era más agradable, en definitiva, practicando. A ella le chiflaba que pasásemos la tarde de aquí para allá, ahora siéntate aquí, ahora ponte así... eran unos ratitos muy agradables. Con el tiempo, Laurita ya iba convirtiéndose en toda una mujercita, llena de alegría y belleza, y eso hacía que las "sesiones" se dieran mucho más a menudo. Vamos, que la llevaba frita a la pobre, jeje.
A día de hoy ya se ha convertido en un ritual en casa, así que de vez en cuando tenemos la obligación de salir y hacer algunas fotos, sí o sí, ya sea para probar algo nuevo o buscando alguna localización concreta.
Y para mí resulta muy especial hacerle fotos, ya que recuerdo algunos momentos en los que mi padre me decía: "ponte recta, que te voy a sacar una foto", y el cariño con el que las veo ahora. Por lo tanto imagino que todas estas fotos serán mañana una puerta para ella, que la llevará a revivir muchos momentos.
Aquí os dejo algunas de las fotos que más me gustan de mi tesoro, que ahora comparte trono con su pequeño hermano.
Un abrazo,
Lau G.
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